21 de agosto de 2009

Semanita en Alaska

Y seguimos con los grandes viajes, tratando de recuperar el tiempo perdido, y tratando de dar ideas para futuros viajeros. Hoy, Alaska.

Alaska es un sitio enorme, con mil lugares en los que perderse, así que al final hay que escoger qué hacer y a dónde ir. Yo acudí con motivo de un congreso en Anchorage, así que al final tomé la opción sencilla, que es alquilar un coche y hacerse unos cuantos kilómetros por carreteras transitables, aunque por supuesto hay otras opciones. La zona de Juneau debe ser preciosa, así como el suroeste y el norte. pero el tiempo eslimitado, my friends.



Día 1: El vuelo


Tras un muy largo vuelo (Madrid-Londres-Seattle-Anchorage) llegamos a Anchorage. En nuestro caso el viaje fue especialmente largo, ya que perdimos una conexión y nos tocó esperar un día más en Londres. A pesar de llegar a eso de las 10 de la noche, por ser junio era de día, así que con el coche tiramos hacia el norte hasta Talkeetna, pequeña población en que pasamos la noche.


Día 2: Parque Natural de Denali

El segundo día lo pasamos en el enorme parque natural de Denali, desde el que se puede ver el monte McKinley, el pico más alto de los EEUU (6.236 metros). El parque es grande e inabarcable, y sólo se puede recorrer en bus. Lleva muchas horas entrar unos poco kilómetros. A los que esperábamos un paisaje de árboles, en principio nos decepcionó el paisaje de Tundra, al que en seguida nos acostumbramos. Pensábamos pasar dos días aquí, aunque alfinal mereció la pena estar sólo uno, y dedicar más tiempo a ver otras cosas. (Conviene llegar pronto, para pillar buenos horarios de bus). De allí fuimos a dormir a Fairbanks, la ciudad más al norte a la que se puede llegar por carretera, a tiro de piedra del círculo polar. Llegamos a eso de la 1 de la mañana, y era totalmente de día.



Día 3: De Fairbanks a Gakona

De Fairbanks nos acercamos a Chena Hot Springs, una especie de balneario de agua caliente y centro de turismo rural, en medio de un bosque maravilloso (el genuino bosque en que uno esperaría ver al Doctor Fleishman). Muy recomendables son sus aguas termales, entre 45 y 50 grados, que quemar queman, pero sientan bien.


Siguiendo de Fairbanks hacia el sur, uno llega al pueblecito de North Pole, pueblo en el que está la casa de Santa Claus, a donde envían sus cartas todos los niños de los USA. Vamos, una tienda para vender cosas a turistas. Y de allí seguimos hacia el sur, rumbo a Valdez. Tenga cuidado el viajero, ya que entre Polo Norte y Valdez no hay muchas gasolineras ni sitios para comer.


Se puede parar en algunos sitios de interés, como Delta Junction, algún que otro lago bonito (y enmosquitado). Todo el camino nos acompaña el gran oleducto que baja del norte hasta Valdez. Nosotros paramos a dormir en Gakona, lugar que más que un pueblo son 3 casas juntas. Sin embargo, en su Roadhouse pasamos una de las veladas más divertidas del viaje charlando con los lugareños.




Día 4: Valdez

De Gakona a Valdez se pasa por desfiladeros y glaciares impresionantes, lugares que ofrecen esas vistas que todos tenemos en el subconsciente de lo que debe ser Alaska. Valdez, a su vez, ofrece rutas a pie muy interesantes, y un ambiente de pueblo de pescadores muy auténtico. Además, sus restaurantes de pescado aseguran una buena cena. Si hay tiempo, se puede también alquilar alguna excursión para visitar los glaciares (nosotros lo hicimos más tarde).



Día 5: Valdez a Anchorage


Existe un Ferry de Valdez a Whittier, que incluso en verano atraviesa aguas heladas, y que es una auténtica maravilla. La llegada a Whittier, también resulta curiosa. Este pueblo es una antigua base de la segunda Guerra Mundial, y sólo está comunicada con el exterior a través de un peculiar túnel en la montaña, que comparten coches y tren. Como es estrecho, hay que hacer turnos: pasa el tren, pasan los coches en una dirección, luego los coches en la otra...



Y de este modo llegamos de nuevo a Anchorage, en el que se puede perder algo de tiempo yendo a comer una pata del genuino King Crab (un cangrejo del tamaño de una vaca).

Los que íbamos a trabajar a Anchorage, perdimos un día en conferencias y sesiones, día que no tendré en cuenta en mi narrativa, de tal modo que entre el día 5 y el 6 hubo un día fantasma.

Día 6: Visita de Anchorage

Día gastado en ver Anchorage (que tiene poco que ver) y en andar por tiendas americanas y demás.

Día 7: Visita a los Glaciares

Desde Whittier (menos de 1 hora de coche desde Anchorage) contratamos una excursión de día para ir a visitar los glaciares (Prince William Sound). Algo maravillosos, a pesar del frío.

Día 8: Península de Kenay


Al sur de Anchorage se extiende la península de Kenay, una de las reservas de animales y plantas más importantes de Alaska. Y para allá que fuimos, hasta Homer, pueblo situado casi al sur, allí donde se acaba la carretera. Entre medias, pueblos semiabandonados, reservas naturales con Osos y las tradicionales vistas Alaskianas o Alaskenses.

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