En los últimos tiempos ha habido toda una explosión de nuevas cervezas artesanales, caracterizadas por bonitas etiquetas, sabores amargos, poso en la botella y precios algo altos, que en muchos casos merece la pena pagar. En Castilla y León han surgido muchas y muy diversas, y en la zona de Valladolid contamos ya con, por lo menos, una docena de marcas y destilerías. Esto se debe, sin duda, a que la gran cantidad de cal que lleva el agua por aquí la hace ideal para alcanzar de manera precisa las temperaturas necesarias para la elaboración. Por otro lado, es tierra de cereal y hay tradición de hacer vino en casa. El paso a la cerveza está ahí.
Precisamente por esa gran cantidad de marcas, se hace difícil elegir alguna. Lo más divertido es probarlas todas, pero en una tarde puede resultar algo insalubre. La solución, sin embargo, nos vino dada.
El pasado 30 de noviembre tuvo lugar una feria de cervezas de invierno, que nos permitió catar la mayoría por el viejo truco de compartir cada caña entre 4, pudiendo tomar hasta 20 variedades distintas. Curiosamente, los gustos de todos fueron muy parecidos. A continuación comento aquellas que destacaron sobre las demás.
