26 de junio de 2009

Islandia en 6 días

Hola a todos, compañeros varios, amigos del hedonismo y musicólogos en ciernes. Hoy quiero inagurar la sección de ¡grandes viajes! (ay va, qué chorrazo...), y para ellos voy a compartir la ruta que realicé con el Mal por Islandia, para que pueda servir de ejemplo a todos aquellos incautos que decidan recorrer tan bello país a su aire en pocos días.


Día 1: Reykjavik.

Llegamos a Islandia a las 7 de la mañana en uno de los vuelos más baratos, tras hacer noche en el aeropuerto de Londres. Nos alojamos en un tradicional Bed and Breakfast, que por aquí son caros. Primera visita a la ciudad y aprovechamos para ir al Blue Lagoon (autobús desde la estación de buses, hay que estar pendiente de los horarios).

El Blue Lagoon es un sitio que merece la pena visitar, aunque sea muy turístico: aguas calientes naturales y esas cosillas. Vuelta a la capital, cena y demás.

Día 2: Reykjavik. Aunque la ciudad no tiene mucho quye ver, y lo que tiene es muy nuevo, merece la pena empaparse del ambiente y de sus gentes (que por su amable trato parecen de Valladolid). Por la tarde realizamos uno de las tradiciones islandesas por excelencia: irse a dar un baño. Nos acercamos a las piscinas de Laugardalshöll (Laugardalur), que desde aquí ya recomiendo. Todas con aguas termales, baños calientes (hasta 42º)... lo ideal para relajarse tras un día de turismo.

Día 3: Geyseres y cascadas. El primer día lo dedicamos a ver los bellos parajes cercanos a Reykyavik. Primero nos dirigimos al parque natural de Thingvellir (Þingvellir, o "el Cimbrelín"). Allí se encuentra la falla entre la placa tectónica americana y europera, lo que proporciona un paraje de singular belleza. Es el lugar donde se reunía la asamblea que gobernaba el país, el llamado Alþing (o "alpingui"). Merece la pena pasar unas horitas aquí.



Del Cimbrelín nos vamos a Geysir, lugar que da nombre al conocido Geyser. Una zona llena de "chorros de agua". Eso sí, el Geyser original no se puede ver, porque se taponó de tanto tirar piedras los turistas. Sim embargo, al lado hay uno muy chulo, que tiene la peculiaridad de que sale cada 2 minutos, con lo que la foto está asegurada. (En la zona hay una cafetería donde se puede parar a comer marranadas). De allí a una de las cataratas más alucinantes que yo he visto, la catarata de Gulfoss.




A media tarde, seguimos ruta hacia el este y paramos en la pequeña aldea de Hella, donde viven 500 habitantes y plantan champiñones. Lo bueno de esta tierra es que en cada pueblo hay una piscina de aguas termales, así que incluso en los lugares más recónditos, uno puede parar a descansar un par de horas, nadar y meterse en una sauna.

De allí de camino a Vik para dormir, nos encontramos con la cascada de Seljalandsfoss en medio de la nada, y sin gente, una maravilla. Y a dormir a Vik, pueblo en el que casi no vimos gente, y en el que nos costó Dios y ayuda encontrar el restaurante. Eso sí, el ambiente genial y la sopa deliciosa.

Día 4: Glaciares. Este día hicimos el recorrido Vik-Hofn. Una visita rápida a Vik y a su costa (que extrçañamente me recordó a Ribadesella, sin saber por qué) nos permitió ver entre la niebla las famosas Reynisdrangar, una especie de garras de piedra negra que salen del mar. (Hay una similitud con las garras del dragón de Ragnarok del Thor se Kirby...).



De allí fuimos a una de las lenguas deñ glaciar de Vatnajokull, con la intención de hacer una "excursión por dentro". Por horarios, hubo que hacer un cambio de planes: primero fuimos a ver el lago glaciar, y luego retrocedimos. Vamos por partes.


Fuimos hasta Jokulsarlon (Jökulsárlón) un lago donde desemboca un glaciar, de tal modo que caen trozos de hielo, formando un mar de icebergs tremendo y precioso.


Allí mismo se puede hacer un viaje en anfibio entre los hielos. De allí, vuelta a una lengua del glaciar para hacer una excursión con crampones y piolet por el glaciar más grande de Europa. Y de allí a Hofn a buscar alojamiento. Este pueblo está lleno de turistas, y nos encontramos muchos españoles. Lo bueno es que tiene también psicinas de agua caliente y buen bacalao.

Día 4: Los fiordos. Hofn-Seydisfjordur-Reyjahlidh. Supongo que por donde pasamos este día es bonito, aunque con tanta niebla y lluvia nos perdimos casi todo. Seguimos la carretera por la costa, entrando y saliendo de fiordos. Paramos a comer en el café Margret (Pverhamri, Breidhdalsvik), en un bello restaurante que mira al fiordo y recomendado en la guía de Lonely Planet. Por lo tanto, todo el mundo que estaba allí tenía la guía... ay la globalización.



En el pueblo de Egilsstaðir tomamos un pequeño desvío al Oeste, para bordear el lago Lagarfljót, alrededor del que hay numerosas zonas de trekking. Nosotros nos aventuramos a metrenos por una maravillosa zona de roca y columnas basáticas que nos llevaron a dos cascadas, Litlanesfoss y Hengifoss, no tan impresionantes como otras que hemos visto, pero en un entorno envidiable.

De allí subimos por una carretera infernal al pueblo de Seydisfjordur, que sin niebla y lluvia debe de ser bonito. Cansados, abortamos los planes iniciales y nos fuimos a dormir a Reyjahlidh, junto al lago Myvatn.

Día 5: Lago Myvatn-Húsavík-Akureyi. El día comienza con una ruta alrededor del lago Myvatn, que tiene unas fantásticas formaciones de lava, cráteres, vistas paradisiacas y mosquitos.



De allí seguimos hasta Húsavík, pueblo del norte donde se puede ir a ver ballenas o bien visitar su museo del falo. De allí al parque natural de Jokulsargljufur, que daría para varios días. Nosotros estuvimos un par de horas. En él hay un tremendo cañón, el Ásbyrgi, que según los locales recuerda al gran cañón del Colorado.



No diría yo tanto, pero impresionante es. De allí, sales hacia el sur y te topas con varias tremendas cataratas, entre ellas la impresionante Detifoss, la cascada más grande de Europa (parece que aquí todo es "lo más").





De allí partimos hacia Akureyi, haciendo un pequeño desvío para ver la Godafoss, otra catarata que ya aporta poco, a pesar de ser tremenda. parece que se llama así (catarata de los Dioses) porque aquí tiraron las estatuas de los dioses nórdicos al convertirse al cristianismo hacia el año 1000.

La noche la pasamos en Akureyi, segunda ciudad del país. Parece ser que antes estaba plagada de sexshops y casinos, auqnue ahora no se ve ninguno. No perderse el mini-runtur que hacen los viernes y sábados, a imitación del de la capital.

Día 6: Akureyi-Reykjavik. Vuelta a Reykjavik disfrutando del paisaje. baños de nuevo en las piscinas de agua caliente, y para terminan, disfrutamos de un sábado de fiesta en la caital, comprobando lo mucho que beben los locales, y lo absurdo de su runtur.

Día 7: Avión de regreso.

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